Medir sin una base clara es suponer. Y cuando hablamos de ciberseguridad, eso puede salir muy caro. Los KPI no solo orientan la gestión, también permiten validar si tu estrategia está alineada con la prevención y mitigación efectiva de riesgos. Muchas veces se toman decisiones basadas en reportes incompletos, y sus efectos negativos no se notan de inmediato. El problema no es la intención, sino la falta de una lectura clara sobre lo que está funcionando y lo que no. En ese punto, los KPI marcan la diferencia: obligan al equipo a analizar en detalle los aspectos que podrían estar siendo pasados por alto. Saber qué métricas seguir te ayuda a evitar confundir actividad con resultados reales, y te muestra cuáles partes de la estrategia están dando frutos de verdad.