El desarrollo de software evoluciona hacia estructuras más ágiles, donde la teoría se traduce rápidamente en ejecución operativa. Las decisiones técnicas no solo se basan en datos, sino también en cómo la información impacta los procesos, los usuarios y el tiempo de respuesta del sistema. Ya no se trata solo de la efectividad del código. La experiencia de uso, la capacidad de adaptación del sistema y la interoperabilidad entre plataformas tienen un peso decisivo. Las tendencias actuales surgen de su aplicación en entornos reales. Varias ya forman parte de la oferta de DIMA, enfocadas en resolver necesidades concretas en operaciones críticas.